Nota importante

Los anuncios que aparecen en este blog son colocados automáticamente y no tenemos control sobre su apariencia o contenido, sin embargo, les animamos, como dice la Escritura en I Tesalonicenses 5:21 "Examinadlo todo y retened lo bueno".

sábado, 13 de junio de 2009

¿Qué es ser un padre heroico?

Ser padre es ser todo lo mejor como hombre ¿Qué es un héroe? Un padre heroico es el que se consagra a Dios y ejemplifica a Dios para sus hijos.

Cuando somos pequeños, vemos a nuestros padres como héroes, luego, llega el día cuando esa imagen se desvanece, nuestro orgullo juvenil no nos permite apreciar las cualidades de nuestros padres y no es sino hasta que llegamos a ser padres que, viendo hacia atrás, entendemos a aquel héroe de nuestra infancia.

Pero ¿qué es ser un padre heroico? Un padre heroico es un verdadero hombre, un hombre COMPLETO; Dios el Padre es el modelo a seguir pero ¿cómo le seguirán nuestros hijos si no pueden verlo? El padre heroico es aquel que se presenta ante sus hijos como el modelo de todas las virtudes de la masculinidad: valor, compasión, dominio propio, fidelidad, y otras. Un padre heroico se interesa mas por HACER lo bueno y no en ser considerado bueno. En resumen, modela las características masculinas de Dios, de tal manera que sus hijos crezcan para amar a Dios y los hombres, para ser buenos ciudadanos del Reino de los cielos.

¿De qué manera seremos modelos de Dios? Primero, para ser todo lo que necesitamos ser, nuestro Padre Celestial demanda que seamos tanto respetados como amados. Un padre heroico no tiene temor de respaldar su palabra, aunque esto signifique en el corto plazo que no le guste a sus hijos. En realidad, si alguien está demasiado preocupado por agradar a sus hijos, entonces es un cobarde que trata de agradar a los hombres; no es el héroe que sus hijos deben seguir, un día quizá será el objeto de sus burlas. Por otro lado, el padre debe amar a sus hijos, darles su aprobación, afecto y amor incondicional. Los niños necesitan más palmaditas que azotes.

La educación es un mandato de Dios a los padres

En mi experiencia como director, director espiritual (capellán) y maestro de escuelas, he encontrado una y otra vez que, en un alto porcentaje, los papás no asisten a las reuniones escolares, tampoco a las entregas de notas y otros actos similares. Generalmente es la mamá quien se presenta, a quien hay que pedirle ayuda y sugerirle estrategias a seguir para la educación de los hijos. Pero esto no funciona así, la pareja son dos: papá y mamá, y si no presentan un “frente unido” los hijos no crecerán a plenitud. Claro, está la famosa frase hecha: “yo trabajo para que nada les falte”, que en principio es un sentimiento noble, nadie descuida a sus hijos por que si, es simplemente que así nos enseñaron: el hombre sale de cacería para proveer comida y la mujer se queda en la cueva a cuidar a los mas débiles.

Ante esto ¿qué es lo correcto? –Y RECORDEMOS QUE EL PADRE HEROICO HACE LO CORRECTO– Cuando Dios, entrego la ley al pueblo de Israel en el Monte Sinaí, hizo algo interesante, dio la siguiente orden o consejo (no sugerencia) A LOS PADRES, A LOS HOMBRES, no a un maestro, una niñera, nana o ayo (maestro, institutriz).

“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deuteronomio 6:6-9).

La orden usa una palabra que nos llama la atención: las repetirás, y tiene el mismo sentido que “afilar una herramienta, cuchillo o espada”. El papá enseña constantemente, una y otra vez; y cuando la herramienta, por el uso ya no tiene filo, se sienta nuevamente a afilarla poco a poco y con cuidado, no la destruye con su mano porque siempre le será útil.

La verdadera educación debe incluir el temor a Dios, el respeto y reconocimiento de que Dios es real debe ser primordial. De lo contrario ¿qué les sujeta de cometer crímenes? por ejemplo. El mandato es saturar la vida de los hijos con la Palabra de Dios 24 horas cada día. El padre -papá- es vital en esto.

Conclusión

“Y todos tus hijos serán enseñados por el Señor; y se multiplicará la paz de tus hijos” (Isaías 54:13).

jueves, 11 de junio de 2009

¿Qué es la gracia de Dios?

La “gracia” es un atributo de Dios, es recibir algo que no merecemos, es un favor inmerecido, es una forma de trato que no merecemos, es no recibir el castigo que merecemos. Es una cualidad de Dios que obra por su amor.

La gracia de Dios es esa misericordia que nos extiende su perdón –aun siendo pecadores (“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” – Romanos 5:8). Es un favor, es no tratar a la persona de acuerdo a lo que merece (en términos de castigo). Se le extiende a la persona un trato misericordioso sin referirse siquiera a lo que merece, es el infinito amor de Dios expresado de forma infinita.

¿En que vemos la gracia de Dios? La gracia de Dios hacia los pecadores se ve en el hecho de que Él mismo, por medio de la expiación de Cristo pagó toda la pena por el pecado; por ello, puede perdonar con justicia el pecado sin tener en consideración el mérito o demérito del pecador. El pecador no es perdonado porque Dios excuse sus pecados, tampoco es perdonado por sus méritos al ser muy bueno o hacer buenas obras. sino porque hay redención mediante la sangre de Cristo (Romanos 3: 24; Efesios 1, 7)

Dios es Justo y por ello debe castigar el pecado, pero también es misericordioso y por ello extiende su gracia, la cual se revela al proporcionar una expiación (Cristo) por la cual puede al mismo tiempo justificar a los impíos (Juan 3:16; I Pedro 3:18) y reivindicar su ley santa e inmutable.

REFLEXIÓN: Dios mostró su amor por nosotros en que siendo pecadores, Cristo murió por nosotros. Debíamos haber estado en esa cruz por todo lo que hemos hecho, en pensamientos, palabras y obras –y también por lo que no hacemos. Puesto que al que sabe hacer lo bueno y no lo hace se le cuenta como pecado.

ORACIÓN: Gracias Señor, entiendo que merecía castigo por mis pecados, reconozco que soy pecador. Hoy veo que fue por tu gracia que puedo acercarme a ti. Perdóname, dame vida en tu Hijo Jesucristo. Ayúdame a no menospreciar tu gracia, tu amor y misericordia, hazme la persona que tu quieres que yo sea. Amen.

Nota: la fotografía es de la película “La pasión de Cristo”.

miércoles, 10 de junio de 2009

La caida del hombre y sus consecuencias


En el principio, cuando Dios hizo toda la creación, en el sexto día puso al hombre sobre la tierra para que fuese señor de todo (Génesis 1:26-31), lo puso en el Edén para que lo labrase y lo cuidase (Génesis 2:15). Como podemos leer en estos versículos, el hombre tenía autoridad (dominio, potestad, gobierno) sobre todos los animales, podía comer de todas las plantas y Dios le había dado toda su confianza para que gobernará la tierra; la única advertencia fue dada en Génesis 2:16-17 donde se le dijo: “Puedes comer de cualquier fruto del huerto, salvo del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Lamentablemente, el hombre no hizo caso de esta advertencia, y siguiendo el consejo que le dio la serpiente comió el fruto del árbol prohibido. Como podemos leer en Génesis 3:16, la consecuencia de desobedecer a Dios fue que el hombre perdió toda la autoridad que tenía. Por desobedecer, el hombre cayó de su posición de privilegio y quedó sujeto a ser llevado y traído por las circunstancias de la vida.

Cuando Dios lo creó, el hombre, además de autoridad sobre lo creado recibió la imagen y semejanza de Dios (su amor, paz, gozo, por ejemplo), pero cuando dejó que el pecado lo gobernara, perdió todo ello viniendo a guiarse por lo que su carne y emociones le dictaban. El hombre fue escogido por Dios para gobernar, ahora era un sirviente del diablo por temor (Hebreos 2:15); el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, ahora era la imagen contraria a Dios, el hombre recibió vida y la perdió.

Había algo que ni el diablo ni el hombre conocían y era la gracia y misericordia de Dios. De acuerdo a su Palabra, debido al pecado del hombre Dios debía destruirle, pero al contrario le dio su gracia y le permitió una nueva oportunidad: Un día, vendría un libertador, alguien que rescataría a la humanidad del abismo en que cayó (Génesis 3:15). Pasaron miles de años y muchos hombres fueron llamados por Dios para rescatar a su pueblo pero todos fracasaron. Noé, Abraham, Moisés, David, ninguno tenía la calidad para rescatar al hombre de su desgracia porque también eran hombres comunes y pecaban.

Hagamos un breve resumen:
  • El pecado entró al mundo por un hombre, y el resultado de ese pecado fue la muerte, porque un hombre pecó, toda la humanidad vino a ser pecadora (Romanos 15:2); igual que una pareja de ovejas negras tiene crías de color negro, cuando Adán y Eva pecaron, sus hijos traían consigo el pecado. A este se le llama “imputación”, al hombre actual se le imputa el pecado de Adán.
  • La humanidad no sólo es pecadora por naturaleza, también practica el pecado y decide andar por su propio camino apartado de Dios (Isaías 53:6; Romanos 3:23)
  • La paga (resultado de pecar), es la muerte, pero al acercarnos a Dios tenemos vida eterna (Romanos 6:23). El hombre conoce esto y trata muchas maneras de acercarse a Dios pero no lo logra porque utiliza caminos que lo llevan a pecar más (Proverbios 14:12).
  • Era necesario que una persona sin pecado tomara sobre si el pecado para quitárselo al hombre, esa persona fue Jesucristo, “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
El hombre debió ser destruido, pero al contrario, Dios le dio otra oportunidad y lo sigue haciendo una y otra vez ¿Es acaso porque Dios no cumple su palabra? ¡No! Más bien es porque retarda su castigo esperado que todos lo busquemos arrepentidos de nuestro proceder (II Pedro 3:9). Esta característica de Dios se llama “Gracia”.

¡En Jesús está la vida!

Lo que hace una Iglesia (una vida) sòlida es la enseñanza de la Palabra escrita de Dios. Lo que hace una vida valiosa es la práctica de la Palabra de Dios ¡En Jesús está la vida!