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miércoles, 10 de junio de 2009

La caida del hombre y sus consecuencias


En el principio, cuando Dios hizo toda la creación, en el sexto día puso al hombre sobre la tierra para que fuese señor de todo (Génesis 1:26-31), lo puso en el Edén para que lo labrase y lo cuidase (Génesis 2:15). Como podemos leer en estos versículos, el hombre tenía autoridad (dominio, potestad, gobierno) sobre todos los animales, podía comer de todas las plantas y Dios le había dado toda su confianza para que gobernará la tierra; la única advertencia fue dada en Génesis 2:16-17 donde se le dijo: “Puedes comer de cualquier fruto del huerto, salvo del árbol de la ciencia del bien y del mal, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”. Lamentablemente, el hombre no hizo caso de esta advertencia, y siguiendo el consejo que le dio la serpiente comió el fruto del árbol prohibido. Como podemos leer en Génesis 3:16, la consecuencia de desobedecer a Dios fue que el hombre perdió toda la autoridad que tenía. Por desobedecer, el hombre cayó de su posición de privilegio y quedó sujeto a ser llevado y traído por las circunstancias de la vida.

Cuando Dios lo creó, el hombre, además de autoridad sobre lo creado recibió la imagen y semejanza de Dios (su amor, paz, gozo, por ejemplo), pero cuando dejó que el pecado lo gobernara, perdió todo ello viniendo a guiarse por lo que su carne y emociones le dictaban. El hombre fue escogido por Dios para gobernar, ahora era un sirviente del diablo por temor (Hebreos 2:15); el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, ahora era la imagen contraria a Dios, el hombre recibió vida y la perdió.

Había algo que ni el diablo ni el hombre conocían y era la gracia y misericordia de Dios. De acuerdo a su Palabra, debido al pecado del hombre Dios debía destruirle, pero al contrario le dio su gracia y le permitió una nueva oportunidad: Un día, vendría un libertador, alguien que rescataría a la humanidad del abismo en que cayó (Génesis 3:15). Pasaron miles de años y muchos hombres fueron llamados por Dios para rescatar a su pueblo pero todos fracasaron. Noé, Abraham, Moisés, David, ninguno tenía la calidad para rescatar al hombre de su desgracia porque también eran hombres comunes y pecaban.

Hagamos un breve resumen:
  • El pecado entró al mundo por un hombre, y el resultado de ese pecado fue la muerte, porque un hombre pecó, toda la humanidad vino a ser pecadora (Romanos 15:2); igual que una pareja de ovejas negras tiene crías de color negro, cuando Adán y Eva pecaron, sus hijos traían consigo el pecado. A este se le llama “imputación”, al hombre actual se le imputa el pecado de Adán.
  • La humanidad no sólo es pecadora por naturaleza, también practica el pecado y decide andar por su propio camino apartado de Dios (Isaías 53:6; Romanos 3:23)
  • La paga (resultado de pecar), es la muerte, pero al acercarnos a Dios tenemos vida eterna (Romanos 6:23). El hombre conoce esto y trata muchas maneras de acercarse a Dios pero no lo logra porque utiliza caminos que lo llevan a pecar más (Proverbios 14:12).
  • Era necesario que una persona sin pecado tomara sobre si el pecado para quitárselo al hombre, esa persona fue Jesucristo, “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29).
El hombre debió ser destruido, pero al contrario, Dios le dio otra oportunidad y lo sigue haciendo una y otra vez ¿Es acaso porque Dios no cumple su palabra? ¡No! Más bien es porque retarda su castigo esperado que todos lo busquemos arrepentidos de nuestro proceder (II Pedro 3:9). Esta característica de Dios se llama “Gracia”.

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