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jueves, 4 de junio de 2009

Jesús, el Salvador ¿Qué es la salvación?


"...Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio..." (II Timoteo 1:9-10).

El término “Salvación” en la Biblia tiene el sentido de liberación de toda la limitación y la forma de alcanzarla.

Salvación se refiere a ser libre de la enfermedad (Isaías 38:20; Mateo 9:22), de los problemas (Jeremías 30:7; II Timoteo 4:18), de los enemigos (II Samuel 3:18; Hechos 5:18-19). Con “Salvación” describimos, por ejemplo, cuando una persona es rescatada de un incendio o de perecer ahogada, se dice entonces: “... la persona fue salvada de las llamas...” ó “... la persona fue salvada de ahogarse...”, en estos casos entendemos 1. La persona estaba en peligro de muerte. 2. Alguien vio su necesidad y acudió a ayudarle. 3. La persona pudo ser rescatada y se dice que el héroe le salvo. En la Biblia, la palabra “Salvación” y otras relacionadas tienen el mismo sentido que en estos ejemplos.

Jesús mencionó una sola vez la palabra Salvación (Lucas 19:19) pero usó la palabra “Salvar” y otras afines para indicar lo que vino a hacer (Lucas 4:18; Mateo 19:11) y lo que el hombre pide (Lucas 7:50; Mateo 10:22). Cuando habló dejó ver que para ser librado se necesita un corazón contrito, estar dispuestos a recibir de Dios y a renunciar a todas las cosas por amor a Cristo; también dejó ver que el hombre por sí mismo no puede cumplir con estas condiciones; como vimos en los ejemplos anteriores, la persona no podía por si misma salvarse de una muerte inminente y necesito de alguien para ser rescatada.

Espiritualmente hablando, el hombre no es salvo por su sabiduría, por sus méritos morales o religiosos, por su capacidad o el poder que llegue a alcanzar para gobernar a las personas por medio de dinero o política. El hombre es salvo mediante la fe en Jesucristo y lo que hizo por nosotros (Romanos 4:25, 5:10; Efesios 2:8-9; I Timoteo 1:15; I Juan 4:9-10, 14). Somos salvos por la sangre que Jesús derramó en la cruz (Hechos 20:28; Romanos 3:25; Efesios 1:7; Hebreos 9:12, 13:12; Apocalipsis 1:5).

La salvación tiene relación con la liberación del pecado y sus consecuencias: culpa, temor, enfermedad, pobreza y muerte, que constituyen la maldición de la ley (Romanos 5:1-8; Gálatas 3:13, Deuteronomio 28; Hebreos 2:14, Gálatas 5:1). La salvación incluye prosperidad material, éxito y ofrece salud de toda enfermedad. Debemos entender también que el deseo de Dios es prosperar a sus hijos en todas las cosas y que tengan salud así como prosperan sus almas (3 Juan 2), pero que esto es el resultado de un proceso en el cual el hombre es limpio y restaurado para que pueda disfrutar de las bendiciones que Dios le ha preparado. Por otro lado, la salvación no hace inmune al hombre de peligro o la aflicción (Juan 16:33) pero si le ofrece paz interior, con la cual puede afrontar cualquier situación ya que el Señor no le abandonará jamás (Juan 14:1, 16-18, 27).

Reflexión:

¿Reconoces la necesidad de ser salvo? ¿Puedes tu, con tus propias fuerzas salir de los problemas que te rodean? Jesús te tiende la mano, extiende tu hacia El y comprobaras su buena voluntad, agradable y perfecta para contigo.

Oración:

Señor Jesús, sé que no puedo lograr la salvación por mis propias obras. Reconozco que tu eres mi Salvador. Ayúdame en la necesidad. Te necesito. Gracias por tu plan maravilloso para mi vida, gracias por la paz que siento ahora en mi corazón. Amen.

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